John Carpenter 2.3

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Más cine del Maestro Carpenter!!!

2.11. Parábolas de Ciencia Ficción (Están Vivos)

En los últimos estertores de la era Reagan y con la guitarra a cuestas, Carpenter vuelve al Cine de Ciencia Ficción Extraterrestre con Están Vivos, una vuelta de tuerca a las invasiones alienígenas cinematografiadas: contracultural, antiglobalizadora y, conscientemente, transgresiva.

A expensas de un nuevo salto evolutivo en el desarrollo de los efectos especiales, el cine de ciencia ficción de invasiones alienígenas permanece aletargado en el ámbito de las series de televisión populistas (V), los homenajes de índole autocomplaciente (¿hay alguno que no lo sea?), y las actualizaciones de viejos éxitos de los 50 (Invasores de Marte), todos ellos, convertidos en productos nostálgicos de un cine, el de ciencia ficción de invasiones marcianas, pergeñado en los años de la posguerra al abrigo de las paranoias propiciadas por la Guerra Fría.

John Carpenter no descuida en Están Vivos la premisa adoctrinadora de aquellos envejecidos filmes pero, fiel a su estilo, lo hace subvirtiendo sus esquemas ideológicos al transformar, por primera vez en la historia del cine, una película de ciencia ficción en una crítica deconstructiva e insolente del capitalismo más visceral e insaciable. (Ideología nada ajena, sin embargo, en la ciencia ficción literaria y que, en cierto modo, ya había inspirado la sugestiva Halloween III. Las máscaras de Halloween, la secuela más sediciosa y cáustica del Slasher de Carpenter).

El argumento va a definir al film: John Nada, obrero en paro sin oportunidad de dejar de serlo, transeúnte secular de una ciudad que lo aísla y desprecia, (osea, candidato ejemplar para representar uno de los antihéroes carpentenianos) encuentra, por casualidad, una remesa de gafas de sol extraviadas que, como no podía ser de otro modo, recoge, guarda y, en último término, utiliza para si mismo. Las gafas, le van a presentar una visión de su cotidianidad sorprendentemente novedosa: muchos de los viandantes ocultan tras sus facciones humanas una apariencia ¡alienígena! Pero el hallazgo llega más allá cuando descubre mensajes subliminares impostados en los anuncios publicitarios y en los medios de comunicación que promueven un consumo compulsivo y enfermizo, o que la mayoría de los policías, políticos y hombres de negocios pertenecen a dicha facción invasora (algo que de modo menos belicoso volvería a insinuar Barry Sonnenfeld en MIB). Carpenter convierte, de repente, al invasor alienígena en un asociado del sistema capitalista y, más aún, en su principal promotor y sustento.

John Nada se sumergirá, sin quererlo y superado por el descubrimiento que acaba de realizar, en un supramundo desconocido que le emparentará a sectas que predicen el fin del mundo (asimilación conceptual que unifica, ideológicamente, Estan vivos con el anterior film de Carpenter), a una resistencia activa formada por desposeídos y marginados (ya os digo que no hay mensaje más revolucionario en la cinematografía contemporánea) y, finalmente, al conocimiento de un complot que perfeccionará la invasión alienígena y que Nada y sus colegas se aprestarán a evitar de algún modo.

Carpenter retoma el tópico de la invasión de ultra cuerpos con notable sarna y mala uva, dándole a McCarthy (y a sus acólitos seguidores) donde más debía dolerle, al mismo tiempo que se invita a realizar la ciencia ficción parabólica más iconoclasta y subversiva de la década de los 80.

El próximo film, realizado cuatro años después de aquella invitación revolucionaria a la desobediencia (el mayor período inactivo de su carrera, por cierto) volvería a reencontrar a Carpenter con uno de los Grandes Estudios...

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