Mierda!!! Murio Arthur Lee.

13:52 FuzzFan 0 Comments

Una entrada para el cementerio, un momento para el recuerdo.
El pasado jueves murio Arthur Lee, alguien se atrevio a llamarle el primer hippie negro, representante del genuino Summer of Love del 69, los sesenta no hubieran sido lo mismo sin el y su banda, Love.
Con hits como "My little red book", "Seven and seven" o "Alone again or" nos demostraron a muchos tipos "duros" que un grupo como Love y la voz de Lee podia romperte muchos estereotipos, y no hablo de modelos de Hi-Fi.
Os dejo con el articulo que escribio J.F. LOSILLA EIXARC para el Heraldo, es la esquela que más me ha gustado.
Disfrutar de su musica y dejaros transportar hasta ese Verano del Amor de St Francisco en 1969.
Paz... Qué falta hace.

Arthur Lee o la epopeya suicida de un talento
Se marcha otro grande, un gigante con los pies de barro y de barrio; la antítesis de la convención, al filo de la navaja, de su navaja. Un temerario con los bolsillos atestados de balas y talento, sin horario ni calendario, el truhán que a un trago de bourbon le seguía un verso eterno. Un Maradona en potencia, California años 60, todos a San Francisco y una flor en la melena. Todo eso y mucho más fue Arthur Lee, músico que el jueves falleció de leucemia a los 61 años.
Los mejores corren más. Y se salen de la curva. Cuneta tras cuneta hacia el precipicio terminal. Suicida viaje que, al menos, regala capítulos soleados y geniales, a miles de kilómetros del ser humano común. Este angelino y a la vez demonio vislumbró su salvación en la música y a ella se entregó con la misma virulencia con la que se abonó a la temeridad salvaje.

Selló su pasaporte al mito junto a Bryan Maclean en un frágil milagro llamado Love, banda básica e ineludible. Comenzaron emulando a los Byrds, disfraz que pronto les quedó diminuto. Ahí emergió su contribución mayúscula, "Da Capo" (1967) y "Forever changes" (1967).

Lluvia psicodélica en la que empaparse, fango rockero en el que revolcarse, guante de seda con el que acariciar. Dos álbumes, dos monolitos al nivel de Lennon, a la diestra de Dylan y a un paso de Brian Wilson; carne de inspiración para quienes revisitaron esa senda después.

Vive y deja vivir, cantaba Lee, con esa voz hipnótica y cálida. Ama sin mesura, grita sin mesura, vuela sin mesura. Otros tiempos, otra gente. Hoy, entre oficinistas con la raya a la derecha y ordenadores estúpidos, sus canciones suenan a utopía, al quiero y no puedo.
Afortunadamente, bastan 180 gramos de vinilo, una cinta o una simple descarga de Internet para reproducir el milagro y activar los resortes del placer infinito y del goce atroz. La soleada California, años 60, ¿llevas flores? Soy Arthur Lee.

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