Recordando a Guido y Valentina
Recuerdo mis primeros comics, tebeos en la España franquista, vivía entre Montecarlo y Niza y leía los comics de la época, los 70’s, y la zona, Francia y área francófona.
Pumby (este es español, pero se editaba en Francia), Spirou & Fantasio, Marsupilami, Asterix, etc…
En mis breves estancias en la península leía los tebeos patrios, Zipi y Zape, Mortadelo y demás miembros de la Ed. Bruguera, y cuando me traslade al África Subsahariana, leía todo aquello que tuviera ilustraciones, vía comic-book (el comic Made in USA), Capitán América, Batman (Forever), Spiderman, etc. Incluso recuerdo a un súper héroe africano, y no era Pantera Negra, pero vamos, durante mi infancia estaba siempre con un comic entre las manos.
Pero si hay un comic que recuerdo me marco en la adolescencia fue Valentina, sus aventuras salían en el Tótem y marcaron a más de uno, aunque puede que no lo sepa…
OK, después de este ejercicio de remembranza e introducción, la crónica de Guido Crepax y su personaje fetiche, Valentina, agaradeciendo a la revista on-line Lailah es hecho de 'robarles' parte del trabajo.
Pumby (este es español, pero se editaba en Francia), Spirou & Fantasio, Marsupilami, Asterix, etc…
En mis breves estancias en la península leía los tebeos patrios, Zipi y Zape, Mortadelo y demás miembros de la Ed. Bruguera, y cuando me traslade al África Subsahariana, leía todo aquello que tuviera ilustraciones, vía comic-book (el comic Made in USA), Capitán América, Batman (Forever), Spiderman, etc. Incluso recuerdo a un súper héroe africano, y no era Pantera Negra, pero vamos, durante mi infancia estaba siempre con un comic entre las manos.
Pero si hay un comic que recuerdo me marco en la adolescencia fue Valentina, sus aventuras salían en el Tótem y marcaron a más de uno, aunque puede que no lo sepa…
OK, después de este ejercicio de remembranza e introducción, la crónica de Guido Crepax y su personaje fetiche, Valentina, agaradeciendo a la revista on-line Lailah es hecho de 'robarles' parte del trabajo.
Gracias chicos.
Guido Crepax (Milán, 15 de julio de 1933 - Milán, 31 de julio de 2003)
Mientras realiza sus estudios de arquitectura, que completará en 1958, empieza a trabajar en el campo de la ilustración, realizando anuncios publicitarios y cubiertas de libros y discos (sobre todo de jazz: Fats Waller, Gerry Mulligan, Charlie Parker, Louis Armstrong y los Italian Jazz Stars).
En 1957, sus dibujos para la campaña publicitaria de petróleos Shell obtienen la Palma de Oro. Al año siguiente comienza a colaborar con Tempo Medico, la primera revista italiana de medicina, cuyas portadas realizará hasta mediados de los años ochenta. En la misma revista realiza también ilustraciones para historias de divulgación médica.
En 1963 da inicio a su carrera en el mundo de la historieta, y dos años después, en 1965, da vida a su personaje más célebre: Valentina. Aparecida por primera vez en el número 2 de la revista Linus, fundada y dirigida por Giovanni Gandini, Valentina nace como personaje secundario. Prometida de Philip Rembrandt, alias Neutrón, crítico de arte e investigador ocasional, no estaba pensada como protagonista de la serie, pero pronto Crepax se dio cuenta de su potencial, transformándola de simple comparsa en el personaje principal del cómic.
Valentina está inspirada en la actriz de cine mudo Louise Brooks. En las siguientes historias, Crepax desarrolla su potencial erótico, apenas insinuado en las primeras apariciones del personaje. Es el único personaje de cómic con carné de identidad, aunque no el único que envejece: nació el 25 de diciembre de 1942 en el número 42 de la calle De Amicis, en Milán, y murió a los 53 años, en 1995, en la última página de la historiaAl diavolo Valentina!.
Las últimas obras sobre el personaje son In arte... Valentina de 2001, publicado por Lizard Edizioni, y el volumen Valentina, decimotercer volumen de la serie I Classici del Fumetto, publicado por el diario Repubblica en colaboración con Panini Comics.
Las últimas obras sobre el personaje son In arte... Valentina de 2001, publicado por Lizard Edizioni, y el volumen Valentina, decimotercer volumen de la serie I Classici del Fumetto, publicado por el diario Repubblica en colaboración con Panini Comics.
Autor bastante prolífico, Crepax dio vida a otras heroínas (Belinda, Bianca, Anita...), y realizó también sofisticadas versiones en cómic de algunos clásicos de la literatura erótica, como Emmanuelle, Justine e Historia de O. En 1977 publicó un libro de aventuras en color: L'uomo di Pskov, sobre la revolución rusa, al cual sigue, el año siguiente, L'uomo di Harlem, sobre la epopeya del jazz, género favorito de Crepax. Ambas obras fueron editadas en Italia por Bonelli.
Su última obra, Frankenstein, versión de la novela Frankenstein de Mary Shelley, fue publicada en 2002.
Guido Crepax tiene en su heroína Valentina Roselli un sólido monumento iconográfico más allá de modas y de experimentos artísticos. Valentina es en mi opinión un hito fundamental en la historia del cómic de culto en toda Europa.
La influencia de los relatos de H. P. Lovecraft en la obra de Guido Crepax es, además de evidentes, menos simple de lo que la gente puede darse cuenta. En lo tocante a la narrativa por ejemplo, Guido Crepax utiliza, además de la objetividad realista del relato en tercera persona, tres niveles de vivencias subjetivas o de primera persona: el recuerdo, el ensueño, y la vivencia onírica. A través de estos mecanismos se abre, claro está, el camino hacia un denso universo onírico cercano al esbozado en Viajes al otro mundo: ciclo de aventuras oníricas de Randolph Carter de H. P. Lovecraft o en The Gods of Pegana de Lord Dunsany.
"Me gusta el juego de la doble vida, el mundo de la fantasía en donde cualquier cosa puede suceder. La belleza de la fantasía no sería lo que es si no existiera la otra cara de la moneda, la realidad. Si el mundo onírico es la fuga de la realidad, la realidad es el equilibrio a la fantasía ilimitada de que puede ser capaz cualquier ser humano. Me acuerdo que cuando yo era pequeño me pasaba horas y horas encima de los libros de hadas. Cuentos llenos de viejas brujas, princesas, dragones; aún ahora me fascina este mundo. De allí nació Valentina y su vida misteriosa, un mundo quizás un poco morboso, pero extremadamente bello, al menos así me lo parece" (Guido Crepax)
Si las tierras del sueño y lo onírico constituyen sólidos pilares en la narrativa de Guido Crepax, no parece caprichoso interpretar el descenso espeleológico de los protagonistas (en el primer tomo de Valentina) como un descenso al mundo onírico poblado por extraños seres ciegos muy semejante en varios aspectos al descrito por H. P. Lovecraft en La llave de plata. Así la corteza terrestre asume para Guido Crepax la función de engañosa cobertura o caparazón de un mundo ignoto, al igual que H. P. Lovecraft que hace descender a su protagonista Randolph Carter a la caverna de las serpientes para utilizar la llave de plata que le conducirá a las tierras del sueño. Y este universo metafórico se propone al lector con rotunda convicción y eficacia gracias a la maestría técnica de Guido Crepax.
En los libros sobre teoría e historia del cómic se afirma que el estilo de Guido Crepax se basa en dos fuentes: 1) la obra del pintor Lituano emigrado a los U.S.A. Benjamin Shahn y 2) el lenguaje del cine. Guido Crepax jamás ha ocultado su interés por el cine. En Valentina hay personajes que son clara referencia a la actriz de los años 30 Louise Brooks, protagonista destacada en Pandora's Box, y en Tagebuch einer Verlorenen, así como también de actriz, esposa de Jean-Luc Goddard, Anna Karina protagonista entre otras de Le Petit Soldat. El interés de Guido Crepax por el cine también se ha visto reflejado en Valentina en su lenguaje que trata de copiar muchos de los artificios del lenguaje cinematográfico.
Guido Crepax de haber sido director de cine habría sido un virtuoso del montaje. Una clara muestra de esto es la forma en que compone sus viñetas en tamaños tan caprichosos que convierten a sus obras en rigurosamente impublicables fuera del formato lámina. En su utilización magistral del montaje ha aprendido también mucho de los clásicos del cine soviético como Sergey Eisenstein y Vsevolod Illarionovich Pudovkin, no es casualidad los claros homenajes que se rinden en muchos de sus dibujos.
Pero la mayor influencia de Guido Crepax, en mi opinión procede de Pudovkin, por su uso virtuoso del montaje analítico utilizando primeros planos para componer una escena mayor destacando los detalles más significativos, y de Alain Resnais líder y genio de la nouvelle vague (Hiroshima mon amour y L'Année dernière à Marienbad).
No obstante, pese a que la influencia cinematográfica es muy grande, estas afirmaciones deben hacerse sin exagerar. El barroquismo gráfico de dibujante milanés Guido Crepax rebasa en complejidad a la que es posible en el cine, gracias al mayor tiempo de lectura que puede invertir el lector de cómics, en comparación con el espectador de cine.
La crítica francesa, con su usual pedantería, califica a Guido Crepax como el Rafael del cómic. Creo que este gran artista queda muy lejos de la sensibilidad de Guido Crepax, a quien es más fácil reconocer como hijo de la sociedad neocapitalista milanesa, con su sofisticación y sus frustraciones sexuales en los que se detectan fácilmente una represiva educación católica, la fascinación por el divino marques de Sade y por Sigmund Freud así como un gusto salvaje por el fetichismo.
Por todo esto Valentina es un gran arquetipo sociológico que encarna, como obsesión colectiva, las grandezas y miserias, hechas ensoñación y delirio, de la sociedad industrial avanzada y católica de Italia.
Guido Crepax nació en Milán en 1933 y a los doce años dibujó su primer cómic, inspirado en la película El hombre invisible, novela de H. G. Wells llevada a la pantalla por James Whale (autor entre otras de la adaptación cinematográfica de Frankenstein). La elección de Guido Crepax delataba ya su temprana fascinación por la mitología paracientífica, que permanecería intacta en su vida adulta. Inició la carrera de ingeniería, pero pronto la abandonó para estudiar arquitectura y de esta disciplina aprendería sus técnicas de manipulación y de estructuración del espacio, tan características de sus dibujos. En lugar de ejercer como arquitecto, Guido Crepax se orientó hacia el diseño gráfico y desde 1953 trabajó como ilustrador de portadas de discos, de revistas y de libros. Por fin, en 1959, inicia la producción regular de cómics destinados a la revista Tempo Medico, y en 1965, en el segundo número de la revista Linus irrumpe con una aventura protagonizada por el crítico de arte y criminólogo Philip Rembrandt, matriz narrativa de la que surgirá Valentina Rosselli, fotógrafa milanesa, que arrebatará pronto el protagonismo al héroe masculino.
Vinculado a la refinada burguesía milanesa, con su exquisitez neocapitalista y sus neurosis, Guido Crepax da vida a su heroína cuando Barbarella ha inaugurado ya en Francia una era de despótico matriarcado en el cómic adulto europeo y, sobre todo, en un momento en que el mercado cultural conoce el apogeo de los cineastas Michelangelo Antonioni, Jean-Luc Godard y Alain Resnais, el triunfo del diseño milanés, el pop-art y la admiración hacia los desnudos ornamentados (botas de cuero y correajes) del Crazy Horse de París.
Este es el telón de fondo responsable de Valentina, en unos momentos en que se incuba también el despertar iconoclasta de la contracultura, que estallará con toda violencia en 1968, y en el que se redescubre al más venerable contraculturalista de los tiempos modernos: al marqués de Sade.
En este contexto preciso viene al mundo Valentina, fotógrafa atractiva y emancipada, dada a las ensoñaciones sadomasoquistas. Su nombre procede de una sobrina de Guido Crepax, pero su aspecto físico es el de su esposa Luisa, ornada con un flequillo a lo Louise Brooks, la actriz americana a la que tantos surrealistas amaron apasionadamente desde la oscuridad de los cines. A través de ella Guido Crepax proyecta con sus láminas su fetichismo del cuerpo femenino desnudo y dispone de un vehículo ideal para desplegar sus fantasías sadomasoquistas, con un repertorio tan rico y barroco que habría hecho palidecer de envidia al doctor Richard Freiherr von Krafft-Ebing (pionero en los estudios sobre las psicopatologias sexuales).
6 comentarios:
hola fuzz, perdona que te hable en mi comentario de algo no relacionado con tu reportage, yo sólo suelo pasar por el ciberespacio por páginas "seguras" que conozco, como sabes soy un patata en informática y como no sabría que hacer en caso de virus, no me la juego.
Desde ayer, cada vez que entro en tu blog, se me abre automaticamente unas 30 veces la puta página: http://www.txthub.com/health/contactlenses.htm
Le pasa a alguién mas?
me puede joder eso mi cuenta de correo? El ordenador? Que hago para librarme de la puta pagina? todo consejo será bien recibido, gracias.
Ya me extrañaba que hasta ahora no hubieras hablado de Guido.
El post de James Brown me ha parecido muy bueno.
Pues la verdad, es un puto pop-up que se ha acoplado a mi blog e intentare sacarlo para antes del lunes dia 8, pero recomiento bloquear los 'elementos emergentes' en el menu Herramientas del Internet Explorer, LO SIENTO.
¡Diox mío, Man Ray, Guido Crepax...!
Gente interesante pasando por este blog.
Ahora estoy en plena persecución, pero volveré más tarde....
¡Dios mío, Fuzzfan, me deja usted muerto!
Yo conocí a Valentina en el Totem, claro, como a tantos otros personajes y autores de la "época dorada". Siempre me pareció un personaje muy enigmático y sugestivo, pero creo que no llegué jamás a ver una aventura entera de ella. Y ahora me quedo flipado cuando usted establece esas relaciones con Lovecraft, Lord Dunsany, Resnais, los directores rusos...
Me daría con los piños contra una piedra por haberme perdido todo eso.
Me quedé con mi Corto Maltés, mi Giuseppe Bergman, Jerry Cornelius, Torpedo 1936, Lubna y Rank Xerox, Dimento, Anarcoma... y ¡¡¡Me perdí a Valentina!!! (y eso que más de uno de mis amigos la habría pedido en matrimonio en aquella época....)
Pues lo dicho, don Fuzz. Un placer. Aunque tenga que tirarme de los pelos.
¡Dios mío, cómo está el comic!
.....
(y aquí desaparezco, engullido por la Roqueras Alimañas de la Noche... je, je .....)...
Randolph Carter y yo somos así....
Hola,me llamo Beatriz y también soy una enamorada de los comics. Como pepeniebla, yo tampoco me sumergí en Valentina lo suficiente, aunque sí me cautelaba a su paso por los Totem y otras publicaciones. Ahora pienso profundizar, además por circunstacias de la vida, la hija que tendré en un més se llamará como ella. VALENTINA. Me gustaría ver tu video, al abrirlo pone "video privado".. es posible compartirlo? Tus comentarios sobre el tema me han parecido muy interesantes.. y además, estoy en un momento feliz. gracias.
por cierto, pepe, no dejes los piños en las piedras, ni te tires de los pelos.. estamos de lo más a tiempo para enriquecernos de lo que sea... incluso para asimilar mejor ahora lo que estos dibujantes nos regalan. es que no quepo dentro de mí.. XD
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